FÚTBOL. MALLORCA - OSASUNA El Mallorca se duerme El equipo de Manzano se deja empatar a seis minutos del final por un Osasuna que demostró mayor ambición en un partido para olvidar RICARD CABOT. PALMA. Todas las miradas estaban puestas en Vicenç Grande, el que para bien o para mal -más para lo segundo que para lo primero- tenía que ser el gran protagonista de la primera tarde de fútbol de la temporada en el Ono Estadi. Pero el todavía máximo accionista del Mallorca no se presentó -posiblemente por primera vez desde que asumió la presidencia-, dicen que desde el club para que toda la atención estuviera centrada en los futbolistas. Se ahorró una más que segura pitada por parte de una afición hastiada de que el club sea más noticia por la venta a un inglés, un alemán o un árabe que por lo que suceda en el terreno de juego. Lo que sucedió en el campo fue más bien poco. Estuvo cerca el Mallorca de sumar los tres primeros puntos ante un Osasuna muy flojo pero que en la segunda parte obtuvo premio a su mayor ambición. El gol de Portillo, a seis minutos del final -en una jugada que nació en una pérdida de balón de Varela en el centro del campo- supuso un mazazo para una entidad que se tambalea por momentos, que necesita tranquilidad para que las aguas se calmen. Nada hubiera ido mejor que una victoria. Visto lo visto, nadie puede dudar de la justicia del resultado por el conformismo de los locales y el empuje de los navarros. El gol de Aduriz a los quince minutos de partido fue de lo poco reseñable que hizo el Mallorca. Hubo muy poco más. Alguna genialidad de Jurado -excelente su pase al primer toque al delantero vasco para que anotara el único gol mallorquinista- y la seguridad que da Nunes en el centro de la defensa -aunque falló en el gol- es de lo poco que se puede salvar del equipo de Manzano, que tiene una ardua tarea por delante para conseguir que este equipo funcione. El técnico mallorquinista sorprendió a todos con una alineación más difícil de acertar que un pleno al quince. No por el dibujo táctico, sino por las ausencias de algunos jugadores que, durante la pretemporada, se antojaban intocables. Como Martí, que pagó los platos rotos de la goleada en Valencia en la primera jornada. Suárez ocupó su puesto y, la verdad, no hizo olvidar al mallorquín. Arango también vio el partido desde el banquillo. Hombre clave para Manzano, su suplencia solo puede entenderse por el cansancio acumulado del venezolano, que se ha pasado diez días con su selección. Castro tampoco se ganó el puesto. El uruguayo va camino de convertirse en un eterno suplente. Y parece que se siente a gusto en ese papel. No levanta la voz cuando se sienta en el banquillo, que es casi siempre, y desaprovecha una tras otra las oportunidades que le concede su entrenador. Ayer era una buena oportunidad para demostrarle al técnico que la banda izquierda es suya. O que puede serlo. Pero el charrúa se quedó mudo, para desgracia de Aduriz, que no veía la manera de que le llegaran balones en condiciones. Manzano lo vio claro y le sustituyó por Martí. El ex delantero del Athletic es un hombre gol, de un solo remate. Pero para marcar te han de surtir de balones. Castro se borró. Con Martí, Manzano buscaba dar una mayor solidez al centro del campo. Se juntó junto a Mario mientras que Jurado se ubicó en la izquierda. Sin tanta libertad de movimientos, el jugador cedido por el Atlético de Madrid perdió protagonismo. Desapareció en la segunda parte. Su clase es indudable. Tiene don de mando y visión de juego. Pero muchas veces le sobra un pase. Alguien le tendría que decir que al fútbol lo juegan once. Los minutos pasaban y el partido estaba cada vez más del lado de Osasuna. Se hizo dueño del centro del campo, siempre liderado por un Nekounam omnipresente, que tanto abortaba un contragolpe mallorquinista como remataba ante Moyà. A falta de media hora entró Arango por un inadvertido Webó. El venezolano, fuera de sitio, sólo se dejó ver en los lanzamientos de falta, siempre muy lejos de la portería de Ricardo. No aportó nada positivo. El Mallorca se dedicaba únicamente a que pasaran los minutos mientras Osasuna veía cómo el empate estaba cada vez más cerca. Y llegó por medio de Portillo a seis minutos del final. Varela, pésimo toda la tarde, se desentendió del balón en el círculo central, cuando lo más fácil era lanzarlo a los extremos. En esa pérdida del esférico nació el gol de Osasuna. Juanfran se internó por banda izquierda y Portillo remató a placer. Todavía tenían que llegar más malas noticias para el Mallorca. Tres minutos después, Josemi, fuera de sí, propinó un codazo a Portillo que provocó su expulsión, totalmente justa. Es verdad que el delantero acosaba al defensa, pero un profesional nunca puede reaccionar como lo hizo el lateral mallorquinista. Pudo haber hecho mucho daño al ex jugador del Real Madrid. Este Mallorca ha empezado la temporada muy flojo. Se le ven muchas carencias. Las altas no han mejorado a las bajas. Corrales no es Fernando Navarro, Jurado está lejos de Ibagaza, incluso de Borja, y Aduriz, pese a su gol, está a años luz de Güiza. Manzano tiene un ingente trabajo por delante. Pero hay quien se lo toma con humor. Un espectador, al término del partido, no lo veía todo negro: "Tampoco estamos tan mal, tenemos los mismos puntos que el Barça".
Texto tomado del periódico: "Diario de Mallorca".
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